lunes, 23 de junio de 2008

Facebook : La necesidad de actualizar lo que fuimos.

elmundodearturo@gmail.com

Ya habían pasado muchos meses cuando al fin pude ver la casa de mi infancia, en imágenes, las que calaron cortante y profundo en algún lugar de mi presente y futuro.

Hoy, aún la recuerdo, al igual que a esa gente: familiares, amigos, conocidos…Que solían visitarla esporádicamente o por largas temporadas, los cuales escribieron también parte de sus vidas en aquella casa, tan mía, tan de todos.

De lo anterior surge algo lógico: Si ya vi que pasó con mi antiguo hogar, ¿Como puedo ver que pasa en la vida de esas personas que en mi infancia solían ser tan parte de mi y yo a veces tan parte de ellas?

 De todo esto surge algo aún más lógico: Facebook.

 Si claro, muy lógico, ¿no? Pero, ¿Porqué tan lógico?, ¿Qué es Facebook?,  ¿Porqué nos gusta tanto nadar cotidianamente en la insistencia repetitiva y maniática de actualizar lo que fuimos?

 Facebook, no es un libro para cubrir tu cara, como me contestó un niño días atrás, si no más bien, es una cara extrañamente conocida que aparece y cubre los innumerables libros de la niñez, caras que estaban allí, tras la pelota que viajaba de gol en gol, tras la ventana de la casa de la niña que me gustaba, tras la fila que formábamos con mis amigos cuando íbamos a tirar piedras al lago o a saltar sus olas en época de invierno.

 Caras que hoy están distintas, como si el tiempo pasara y en su pasar, las moldeara a mano, amoldando y rellenando esos vacíos que vivían invisibles donde termina el cuello y comienza el cabello.

 ¿Facebook será entonces nada más que un espejo de nosotros mismos en el cual nos vemos hoy reflejados en todos los que alguna vez nos vieron y sintieron con más o menos frecuencia?

 ¿ Será que mi nombre Arturo, en treinta años más, será reemplazado por http://www.facebook.com/profile.php?id=801504340 me guste o no?

 Creo que si, pero no lo afirmo, lo que si aseguro, es que todos los amigos que tengo allí, no son en realidad todos mis amigos, sino más bien un cúmulo de personas y recuerdos de un presente futureano, recuerdos que me obligan a actualizar mi "profile" y soñar con ver aparecer la invitación de ese amigo u amiga que ni siquiera hoy me acuerdo que tuve.

 Gracias también a esta puerta de cerradura vulnerable que conecta perfecto mi pasado, futuro y presente, he conocido a gente "nueva", gente que anda en búsqueda constante de otros como tú, que estás leyendo esto y que no encuentra la hora de terminar de leer para ver que amigo nuevo o viejo ha enviado su invitación.

 Pero, ¿Una invitación para qué?

 ¿Acaso para ir a comer verduras aliñadas con los promedios rojos que te sacaste en séptimo básico, junto a una carne con una rica salsa de los retos de tu madre por haberte ensuciado, para luego terminar con un rico postre adornada con la foto de tu generación escolar, aquella foto-estandarte de Facebook, en la cual apareces tan igual como ahora, sólo que un poco más conformista y menos creativo?

 

LLUEVE SOBRE LA CIUDAD, ¿PORQUÉ TE FUISTE? ( …)

 

Sé que el título de arriba suena a letra de canción de amor (y lo es) y que la pregunta del párrafo anterior fue muy larga, tan larga como la pena que cayó en forma de lluvia sobre ciudad de México días atrás, pena que tenía nombre y apellido: Claudia Pardo.

Ella igual conocía Facebook y allí, luego de años, nos reencontramos para actualizar nuestra fugaz amistad, esa que nos acercó para crecer profesionalmente a base del compañerismo y la comunicación en un Canal de TV chileno en el cual trabajé años atrás.

 Así, aquel Facebook que une, actualiza, alegra y emociona, fue protagonista sin saberlo de la partida de Claudia y que gracias a su "actualización", la pude "ver" por unos días y volver a sentir aquella vieja amistad profesional, recordar su actitud jovial, sus ganas de crecer y de renovarse con cada clic que daba en su propia bandeja de entrada.

 Claudia ya no está físicamente con nosotros, pero su Facebook sigue aquí, delante de mi, con su foto, su historial, su perfil y puedo ver que según esos típicos cuestionarios que suelo ignorar, que su color favorito era el rojo, que se identificaba con el Quijote y se guiaba por la sutil y detallista película francesa Amelie.

 El MIEDO A QUE NOS OLVIDEN …

 Entonces, ¿Para que sirve el Facebook realmente?, ¿Cuál es su utilidad principal? ¿Mostrarnos en todas las facetas de nuestra vida incluso en aquellas del más allá?

 Ya no lo sé… ¿Tú, si?

 Tú, que sueñas con reunir a cinco mil amigos on line y estás a punto de enviarle un mensaje a esa amiga de infancia que hoy ya tiene tres hijos, un marido celoso al cual espera con la cena lista como cada noche pensando a la vez, en aquellos sueños de adolescente que nunca realizó, sueños de viajar por el mundo y hacer todo lo que siempre quiso, para que cuando alguien inventará algo como Facebook, ella pudiese contestar, segura y orgullosa ante el típico bombardeo de preguntas, que es una mujer realizada, que vive muy bien y que sólo se dedicó a cumplir todos sus sueños desde niña hasta ahora, para que esta forma su vida de hoy sea mejor que la de ayer…Mucho mejor.

 Creo que la finalidad del Facebook no es nada más que esa: mostrar nuestro pesado pasado, el mundo de cada uno, nuestro reflejo, así como alguna vez nuestra madre nos mostró y sujetó  sutil, el espejo para que pudiésemos peinarnos minutos antes de partir al colegio, pasado que existe sólo para enfocarnos en nuestro presente y caminarlo de la forma que queramos, con más o menos amigos, con más o menos fotos en nuestro "profile", fotos que también subió Claudia unas cuantas horas de su propia partida al colegio de las almas eternas, allí donde se aprenden todos los tiempos y momentos, donde se evoluciona al compás del hoy y el ahora, donde la felicidad es eterna y constante, sin ni siquiera pensar en la imperiosa necesidad de saber lo que fuimos, ni mucho menos aún, lo que algún día seremos.

 

En Memoria de Claudia Pardo: te actualices o no, siempre estarás entre nosotros.