martes, 27 de mayo de 2008

LA CASA DE MI INFANCIA






 


LA  CASA  DE  MI  INFANCIA

elmundodearturo@gmail.com

 

Días atrás un amigo de infancia me mandó un archivo por mail, acto seguido lo abrí y dejé que se descargue mientras seguía haciendo mis cosas.

De pronto al bajar unas ventanas de mi PC, empecé a ver imágenes tan reales como imaginarias, imágenes cercanas que me transportaron a ese lugar tan lejano que a veces suelo recordar al caminar por este mexicano país.

 

No fue fácil verlas, no sé porqué… 

bueno, en realidad si lo sé.

 

¿Será por los recuerdos que se asomaban apretados en el espacio que la cámara pudo enmarcar?

¿O tal vez por la nostalgia de pensar en el antes y tratar de entender el porqué del ahora?

 

El MUNDO DE LA CUADRA

 

Las imágenes me hicieron detener, observar y meditar la posibilidad de verme caminar hoy por esas calles, por esa esquina donde al lado de mi casa seguía la casa de la vecina “Lucia” (Q.E.P.D) la cual tenía un negocio de provisiones llamado “Mandy” nombre de la hija de ella… que quién sabe donde estará.

 

Casas más allá  vivía la señora Marta, que esperaba mi toque en su puerta con una moneda de diez pesos que se convertiría en un helado de bolsa transparente largo y flaco, de agua. Como olvidar la esquina de la cuadra, que terminaba en una cuneta que era recorrida por un canal de agua “limpia”, agua que más de una vez, me bañó gratis en un sinnúmero de intentos por aprender a andar en bicicleta a mis 8 años de edad.

 

Edad que era sólo para jugar, 

y la única preocupación era el no ensuciarse “tanto”.

 

Tanto fue que recorrí esa cuadra de mi casa y la casa de mis vecinos, que hoy me acordé que la recuerdo demasiado bien, pero al ver las fotos, noté que mi querida cuadra está un poco distinta: No veo a nadie jugando a la pelota, a la escondida, a las “polcas”, no escucho el pito del señor que vendía leche, o alguien comprando helados de bolsa a diez pesos los de jugo y a 15 pesos los de leche…

¿Será que el play station, el wii o el mismísimo Messenger, acaparan la atención de los niños al punto de cerrar sus casas  y nos dejarlos salir a vivir su verdadera realidad?

 

COLO COLO 1372, VILLARRICA, IX REGIÓN, CHILE

 La foto que más me hizo bien y mal al mismo tiempo, fue la del frontis de mi casa, con el parrón allí ese que nos daba uvas en febrero y hojas y ganchos cortados en agosto, la entrada principal con unos escalones inmensos que a mis ocho años alucinaba pasar sin esforzar mis pasos, a un lado, la grande y sabia bodega y entre la calle y la vereda frente a la casa había una piedra grande, que era el escenario del cual lanzábamos fuegos artificiales que se perdían junto a nuestros deseos de vivir muchos años más en esa casa.

 

No fue fácil ver cuando sacaron esa piedra. Siento que con ella, se fue también la esencia de todos nosotros como familia y de nuestros años en ese barrio.

Hoy no tengo fotos de ella, ni de su vacío en la tierra, ni tampoco de los deseos que pedí.

 

Luego vi las ventanas e imaginé la gente que ahora vive en mi hogar, mi hogar de infancia, en Villarrica, Chile, calle Colo Colo 1372, casa que aún sigue en pie, pero con otra familia, que tal vez piense en algún paseo a la playa, sobre las personas que antes la habitaban y sobre el niño que dejó rastros de supuestas casas en los árboles del patio que aún dan manzanas, algunas de las cuales nadie saca y que al terminar la temporada, se caen de las mismas ramas y con el mismo viento que tiempo atrás hacían sonar mi ventana y que me hacían pensar en como sería vivir fuera de mi país y fuera de mi casa y como sería recodarla, en mi mente o a través de fotografías, fotografías de mis recuerdos, fotografías de mi mismo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Arturo... Chileanguito querido¡ Qué cosa más linda que acabo de leer. Me has hecho volar la imaginación, mirarte niño, travieso, despreocupado, sucio pero feliz. Y qué escenas tan bonitas las de tu casa y tu barrio. Me hiciste pensar que pasamos cientos de veces por casas o departamentos que han cambiado de habitantes y que esconden cientos de historias que se han sucedido. Que el tintinear de los carritos de helados y mojarse en un río o laguito cercano, o andar en bicicleta y caerse con gusto es algo que los adultos dejamos de escuchar o sentir porque la magia de ser niño se quedó por ahí... en la casa de nuestra infancia. La casa de nuestra infancia es siempre un imán y fuente de recuerdos, que en tu caso espero conserves y que algún día puedas pasearte de nuevo por allá. Seguro que cuando vayas, encontrarás algún otro niño que aún disfruta --como tú lo hiciste--, el lugar en donde está dejando plantados sus propios recuerdos y sueños de niño, sin saberlo.
Un beso al niño que fuiste. sniffff¡

La extranjera perdida en su país...( :)

Anónimo dijo...

hermano.....
uhhhhhhh...me hiciste volver 20 años atras, no sabes cuanto extraño mi sur querido , la verdad la nostalgia llega a mi vida con frecuencia y ahi me alimento de los lindos recuerdos que tenemos grabados para siempre, al menos es lo unico nuestro, veo cada foto y recuerdo la casa de antes ..con todo....
es verdad que nos queda en la retina nuestra casa de la infancia, de hecho mi licencia de conducir tiene esa direccion y pretendo que siga ahi para siempre...y ahi me llevo mi infancia.
siempre estas en mi corazon
tu hermana paola.

Anónimo dijo...

¡Quién es esta extranjera en su país?
Veo que la competencia se hace difícil niño Chileño...
Escribe tan bonito que ya te conquisto creo....